jueves, 12 de noviembre de 2015

¿Podemos evitar los mordiscos entre niños?

Hace un tiempo que tenía pendiente esta entrada por motivos personales, pero hasta que no he leído la experiencia de otra persona no me he animado, los días se me escapan y me cuesta escribir.



El tema de los mordiscos es siempre muy discutido por todas las familias que van a una escuela, igual que lo es el tema de pegar en el colegio o el acoso escolar en el instituto. Es una de esas cosas que nos cargan encima a las educadoras, la acusación de que no estamos pendientes.

Somos humanas, igual que tu.

Las educadoras tenemos dos brazos, dos piernas, dos ojos y una boca. Igual que tú como madre. Si en casa con un único niño pueden darse situaciones peligrosas o comprometidas, ¿qué le hace pensar que una persona para 8, 13 o 22 niños no sucederá?.



Voy a hablar por mi, porque no puedo poner la mano en el fuego por todas las educadoras, pero mi prioridad en el trabajo siempre ha sido el bienestar de los niños, poniendo mil ojos, controlando el mayor número de situaciones posibles pero no siempre se puede, es físicamente imposible. Des de el momento en el que le das la espalda a un niño pueden pasar muchas cosas. Recuerdo como una vez, en lo que ayudaba a subirle la ropa a una niña, otro se puso a escalar el mueble y me lo encontré en el tercer estante. En escasos 10 segundos.
Lo siento, no podemos estar en todo, somos humanos.

Pues más personal.

A veces más personal no soluciona el problema, vamos a ser claros. Lo ideal sería que haya una pareja educativa en cada aula, pero ni lo suelen hacer ni evita ciertos momentos peligrosos. Los padres se piensan que nosotras nos pasamos el día de cháchara, de café, mirando el móvil o qué se yo, mirando moscas volar. Nada más lejos de la realidad, hacemos mucho trabajo: cambiamos 8/13/22 culos cada 2 horas, damos 8/13/22 comidas, ponemos 8/13/22 baberos, damos agua, los llevamos al baño y los aseamos y eso solo los hábitos de autonomía personal, que luego están las actividades que se hagan bien sean bits, fichas, inglés o juego libre. Da igual.
Yo he estado como educadora y también como personal de apoyo para el resto de educadoras, y aún siendo dos se nos han caído niños, uno ha pegado al otro y en una ocasión, pudimos evitar un mordisco pero a cambio se nos pasaron otros muchos.

Tu hijo no está solo.

Y luego hay padres que creen que su hijo debe ser vigilado en todo momento, cada segundo del día, o que es el único de la clase o es más especial por ser más guapo. De verdad que no puedo entender qué se le pasa por la cabeza, pero se quejan y mucho. Vale, con razón. A nadie le gusta que su hijo vaya mordido para casa, pero tampoco a la otra parte le gusta que le señalen con el dedo.
En un aula intentamos controlar la situación, observamos conductas y velamos por su seguridad y por un poco de orden, pero de verdad que no podemos llegar a todo.

Por poner un ejemplo -real- os puedo decir que simplemente cambiando un pañal pueden morder a dos o tres niños, sin que tengas tiempo de reacción ni de visión. Obviamente no vas a dejar a la criatura sola en el cambiador para evitar un mordisco, porque sería una temeridad. Yo en mis aulas tiro el cambiador al suelo y los cambio de rodillas, para poder evitar precisamente ese tipo de situaciones solo con arrastrarme o salir corriendo sin miedo de que un niño caiga al suelo.
Ni siquiera hace falta estar cambiando un pañal, con un niño que te pide papel para sonarse, otro que te pide pis, el que quiere agua o el que te viene a contar aventuras o te pide un abrazo ya estás apartando la vista del grueso del grupo.

En definitiva, no, no siempre podemos evitarlos aunque lo intentamos. Si sabemos que un niño es , digamos, problemático en ese sentido siempre intentaremos mantenerlo cerca o no alejarnos mucho de su lado para poder invervenir antes de que apriete la mandíbula, como los cocodrilos. Lo que está claro es que la familia también tiene que poner de su parte, porque muchas veces no se hace nada. Se que es complicado pero en casa tiene que haber una base.

Mi experiencia con mi hijo.

Como experiencia particular os cuento que hace un par de meses mordieron a Pichón. En el parque.
Se acercó un niño más pequeño a su lado y pensé que quería jugar con él. A lo que parecía un inocente abrazo mi hijo salió corriendo. Digamos que de buenas a primeras Pichón no se arrima a nadie y menos un abrazo. Yo, queriendo complacer al pobre niño que solo quería ser cariñoso le dije al mío ''no pasa nada mi amor, solo quiere darte un abrazo''  parándose en seco y se dejó. Imaginaros qué grito y qué cara cuando el otro, que parecía querer darle un beso, le clavó los dientes. La madre que se lo veía venir ya venía de camino pero no pudo hacer nada. Se disculpó hasta la saciedad y por supuesto mi hijo lloró lo que no había llorado nunca, no solo por el tremendo mordisco -con herida- sino por que después de escapar cedió para que se le acercaran y de regalo, un muerdo.
Como madre me sentí fatal por mi hijo, claro está. Por verlo sufrir y porque el grito y la cara que puso en medio segundo fue tremendo, se notaba perfectamente que nunca antes le habían hecho tanto daño.
Quité hierro al asunto con la otra madre, porque soy educadora y he vivido esto en los hijos de los demás a menudo pero se pasó más de una semana con un moratón en la cara que pasó por todos los colores incluyendo la herida de clavar los dientes. Ni arnidol ni trombocid, aquello no sé que paecía.

Por ello, seamos más conscientes de las situaciones que pueden darse en el aula de nuestros hijos. Podemos hablar con la educadora, pero no somos superwoman, igual que no lo son las madres.

1 comentario:

  1. Ains, el mundo laboral... toda persona cree que los demás hacen muy mal su trabajo pero no son capaces de ponerse en situación. A la profesora de una sobrina siempre la estaban cayendo broncas de suegra y tía-suegra (¿se dice así?) porque consideraban que su nieta estaba muy mal atendida (pero eran las típicas petardas que estaban todo el día buscándole líos a la madre).

    A otra sobrina la mordieron una vez en la guardería. Los padres le quitaron hierro al asunto. No veas como se puso el abuelo (el novio de mi madre, que suele ser pacífico pero tiene una relación un poco enfermiza de sobreprotección hacia su Princesa). Vamos, que quería personarse él mismo en la guardería a montar un pollo. Menos mal que su hija no se lo permitió.

    Dicho lo cual: si que creo que vendría muy bien tener más personal. No para evitar mordiscos si no porque, efectivamente, 13-22 niños son muchos niños y no pasan más accidentes pues porque el Karma no lo permite.... ¬_¬.

    Un abrazo :)

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